CULTURA Sábado, 4 de abril de 1998

El veterano músico de la «nueva ola británica» descarta volver a reunirse con The Rumour, su primera banda - Con 47 años, sigue en activo y prepara un libro de relatos cortos

«No quiero sonar aburrido ni repetirme»

Graham Parker revisa, mañana en Vitoria y el lunes en Madrid, su repertorio en formato acústico

CARLOS MORAL

MADRID.- Hablar de Graham Parker es referirse a uno de los supervivientes de la nueva ola británica de los primeros 80, en un principio con su banda, The Rumour, para emprender después su carrera en solitario. Influencia reconocida de muchos de los músicos españoles de la movida, Parker siempre se ha caracterizado por mantener una actitud crítica hacia la industria musical establecida. Famosos fueron sus encontronazos con las compañías Mercury y RCA, responsables de editar algunos de sus trabajos.

Rebasada hace tiempo la cuarentena, felizmente casado con una norteamericana y con dos hijos, el autor de You can' t be too strong ha abandonado el lado salvaje pero sigue entregado a la actividad musical, además de preparar un libro de relatos cortos, esquiar en invierno y jugar en un equipo de fútbol-sala. «Entré en el equipo hace cuatro años y la verdad es que somos muy buenos», comenta divertido a EL MUNDO.

Ahora, pasada más de una década desde su última visita, llega a España para actuar (mañana en Vitoria y el lunes en Madrid) como punto y final de una gira europea de 10 conciertos, en la que se presenta, en versión acústica, un formato que él defiende más por motivos económicos que musicales. «Para actuar en Estados Unidos llevo un grupo», explica, «pero para venir a Europa a tocar en clubes pequeños sólo puedes traer una banda si tienes apoyo promocional de la compañía, si no, no es rentable».

Esta opción de enfrentarse solo al escenario le recuerda sus viejos tiempos. «Llevo una guitarra acústica y una eléctrica. Los conciertos resultan parecidos a lo que hice en Live! Alone in America, sólo que entonces estaba más nervioso». En cuanto al repertorio, Graham Parker lleva cerca de 20 canciones preparadas y ensayadas y un programa abierto a la improvisación. «Toco canciones de todas las épocas», anuncia, «desde los primeros temas con The Rumour hasta los de mi último disco, Acid Bubblegum. La mayoría son medios tiempos y también habrá dos versiones que voy a revelar. Sólo avanzo que se trata de un viejo clásico y de la versión de un grupo nuevo que sorprenderá a la gente».

FIGURA DEL PUB-ROCK.- De su pasado legendario, que le persigue como su sombra, esta figura del llamado pub-rock tiene su hijo predilecto: «Mi álbum favorito de todos los que he hecho es 12 Haunted Episodes», señala. «Es mi Blood on the tracks particular, un disco muy positivo, menos agresivo de lo habitual en mí. Todo de guitarras acústicas con acordes abiertos». Eso sí, huye de toda tentación nostálgica, de hecho no participó en la elaboración del recopilatorio retrospectivo de su carrera, Passion is no ordinary word, lanzado en el 93 por la compañía Rhino. «No quise hacer yo mismo la selección porque habría sido demasiado personal y no habría cubierto las expectativas de los fans», se justifica. «La gente de Rhino hace muy bien ese tipo de selecciones. De lo que sí me preocupé fue de escribir los textos que lo acompañan».

Respecto a la posibilidad de volver a reunirse con The Rumour, Parker deja clara su postura: «No creo que vuelva a juntarme con ellos», dice, «eso sólo se hace por dinero. Seguimos siendo muy amigos. Hace poco he pasado unos días en Inglaterra y he visto a Brinsley, Bob, Andrew y Steve. Después de mi marcha definitiva a América hemos seguido colaborando algunas veces, pero ahora el grupo que me ha acompañado en mis conciertos americanos es The Figgs».

Origen curioso el de The Figgs, cuatro fans bastante menores que él que conocían su repertorio de carrerrilla, que imitaban hasta su voz y que en una ocasión se acercaron a saludarlo al camerino. «Cuando los vi delante de mí no lo dudé. Ahí estaba mi nueva banda», confiesa ilusionado.

SAVIA NUEVA.- Esta inyección de savia nueva se percibe en su último disco, Acid Bubblegum, que él define como «más fuerte y más amargo, como los que hacía en los 70». De todos modos, se empeña en dejar claro que se trata de algo nuevo. «No quiero sonar aburrido ni repetirme», asegura, convencido.

En cuanto al panorama musical actual, Graham Parker, que a pesar de haberse instalado definitivamente en Estados Unidos mantiene un piso en el barrio londinense de St. John' s Wood, reconoce no prestarle excesiva atención. «No escucho demasiada música actual, pero entre lo que conozco, lo que más me sorprende es todo lo que ha hecho Shaun Ryder. Desde los Happy Mondays hasta Blackgrape».

El caudal creativo de este hombre de música, inconformista y sarcástico en sus letras, ahora se canaliza también a través de la literatura. Prepara un libro de relatos cortos de temática muy diferente entre sí del que únicamente avanza: «Será una mezcla entre ficción y detalles autobiográficos que hablará de juventud, escuela, fábricas de los suburbios ingleses... Sólo habrá dos historias relacionadas con la música».


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